miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL GRITO DEL NIÑO INTERIOR HERIDO



Cuando un animal se siente atacado por otro tiene tres opciones en post de su supervivencia: defenderse, huir o hacerse el muerto. El niño que es abusado por sus cuidadores no puede defenderse, no puede huir… sólo puede sobrevivir congelando su parte herida, prefiriendo creer que él tiene “algo malo en sí mismo”, antes que asumir “mi papá/mamá es malo/a”.

La buena noticia es que podemos descongelar ese niño herido al calor del adulto que somos hoy y animarlo a gritar fuerte y claro: ¡No soy yo el inadecuado, sino el abuso que recibí!

Demos a nuestro niño interior lo que no le dieron y dejémoslo que siga creciendo bajo nuestra atención y cuidados de adultos.

Nunca es tarde para recuperar una infancia feliz.

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