martes, 25 de agosto de 2015

IMPERMANENCIA


Los aviones caen desde el cielo. Los autos colisionan. El corazón se detiene inesperadamente. Grandes precipicios se abren por la tierra. Y nuestros planes se vienen abajo.
No tenemos garantizado ni un día más. 
En un mundo de impermanencia, nada es seguro, como enseñó el Buda. 
Para la mente, que intenta controlar la vida, esta es una terrible noticia. 
Para el corazón, abierto a los vaivenes de la vida, esto es un motivo de alegría. 
La impermanencia hace que la vida sea más vivible, preciosa, digna de gratitud. 
Sin lo transitorio en el corazón de las cosas, daríamos todo y a todos por sentado, y viviríamos en falsos futuros. 
Este podría ser nuestro último día, así que abramos muy bien nuestros ojos. 
Jeff Foster

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