Hay algo en el amor homosexual que me despierta cierta ternura. No me malinterpretéis, le doy el mismo valor que a cualquier amor. No pienso que sea especial. Supongo que ese sentimiento es debido al rechazo que han sufrido, y siguen sufriendo, gays y lesbianas.
Ir por la calle y ver a dos hombres cogidos de la mano, o dos mujeres rodeando una la cintura de la otra, hace que les mire y piense “¿qué le pasa a la gente?”. Me refiero a las personas que son incapaces de aceptar ese amor por el simple, y absurdo motivo, de ser declarado por personas del mismo sexo.
He tenido amigos gays, he tenido amigas lesbianas, he tenido amigos/as bisexuales, y ¿sabéis qué? ¡no me han contagiado! La homosexualidad no es contagiosa y, por suerte, la estupidez tampoco, porque eso sería una epidemia que ¡sí habría que erradicar!
Hay una cosa que envidio de los homo/bisexuales que muestran su amor en público; es la lección de libertad que nos brindan. Pienso que mucha gente debería tomar como ejemplo esa indiferencia al qué dirán. Me parece tan inspirador que, sinceramente, jamás cabrá en mi mente que haya personas que los rechacen.
He oído sandeces de todo tipo, una de ellas vino de boca de una persona creyente, que, al saber que tenía amistades homosexuales, me dijeron que arderían en el infierno. Vamos a ver, yo no creo en Dios, no es ningún secreto, pero respeto todas las religiones y me niego a aceptar que, en el caso de que realmente exista un dios, condene a una persona que es feliz, que ama como cualquier otra, solo porque las personas a las que aman tienen el mismo cromosoma que ellos/as.
-Sergio Flores Marcos. (Floser)
VÍA YO EVOLUCIONO
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