jueves, 25 de abril de 2013

ANTES QUE NADA...♥




Antes de comprometernos con otra persona, con la mejor de las intenciones, hay también que tomar un compromiso con aquello que es más grande que nosotros y para el mayor bien de todos.


Llámalo como quieras: Espíritu, Fuente, Dios, el Universo, la Fuerza o cualquier otra etiqueta que te resulte apropiada.



Toca comprometernos a servir al colectivo, pues el sentido de la Unidad marca el cambio del ego al alma. Este es el segundo nacimiento: cuando se ‘nace de nuevo’ no a una doctrina específica, sino a darse cuenta de que se está aquÍ para servir al yo superior o verdadero, el Alma, que es parte del Alma del Mundo.



Porque a menos que hayamos tomado esta decisión de servir al plan divino cumpliendo con nuestro potencial al servicio del bien común, vamos a considerar a nuestra pareja como “el Único” y esperaremos que nos salve, que sea el centro de nuestro mundo y que llene el abismo infinito dentro de nosotros, y esto no es una expectativa razonable de depositar en un ser humano, sólo crea una dependencia pegajosa del compañero que pronto se siente ahogado por esa necesidad abrumadora que le proyectamos.



Tanishka

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